Los soldadores están expuestos a diversos riesgos durante su turno de trabajo. La tasa de lesiones en esta profesión es de alrededor del 1,000 por cada 100 millones de horas trabajadas. La tasa de lesiones entre los soldadores es aproximadamente 100 veces superior a la media nacional de otras profesiones. Aunque muchas de estas lesiones son leves, algunas pueden ser mortales.
Para reducir los riesgos al mínimo es necesario adoptar un enfoque multifacético. Los empleadores deben asegurarse de que los soldadores cuenten con el equipo de seguridad, la capacitación y los equipos adecuados. Es responsabilidad del empleador proporcionar un entorno de trabajo seguro para los soldadores.
¿Qué tipos de lesiones pueden sufrir los soldadores?
Una de las lesiones más comunes que sufren los soldadores son las quemaduras. Son frecuentes debido a las altas temperaturas, las chispas y las partículas que salen disparadas. Pueden producirse quemaduras térmicas y eléctricas. Algunas de ellas pueden no ser graves, pero siempre es recomendable tratarlas.
Otra lesión común es la que afecta a los ojos. El polvo es un subproducto de la soldadura y hay luces brillantes. Es fundamental que los soldadores utilicen protección ocular adecuada. En algunos casos, los soldadores pueden sufrir ceguera temporal debido a los destellos de luz que se producen al soldar.
Los soldadores merecen un entorno de trabajo seguro, pero también merecen tener acceso a una atención médica adecuada si sufren una lesión. Indemnización por accidente laboral es una forma de conseguirlo. Hay ocasiones en las que es posible que no puedan obtener las prestaciones que les corresponden, por lo que deben estar preparados para luchar por ellas. Es beneficioso trabajar con alguien que esté familiarizado con estos asuntos.

